La conocidísima mandrágora es la planta mágica y erótica por excelencia.
El principio activo de la mandrágora es la atropina, aunque también contiene cantidades menores de escopolamina. Se sabe que la mandrágora se administra de forma oral y se comporta de manera similar a la belladona.
Esta planta posee unas hojas grandes, de color verde oscuro. Sus flores son blancas, ligeramente teñidas de púrpura. Su fruto es parecido a una manzana pequeña y exhala un olor fétido. La raíz es gruesa, larga, generalmente dividida en dos o tres ramificaciones de color blancuzco que se extienden por el suelo.
Su hábitat es muy variado, pudiéndose ver desde bosques sombríos, a veredas de ríos y arroyos donde la luz del sol no penetra o por el contrario como en este caso en terrenos baldíos a plena luz del sol.
En antiguos textos de magia se habla de ella con verdadero culto.
Pero los que realmente contribuyeron mucho a la celebridad de esta planta fueron los charlatanes que vendían su raíz en altísimos precios, gracias a las cualidades que les atribuían y a las que el ignorante daba completo crédito. También se hizo notable por la influencia que ejerció en Europa durante el medievo. Los campesinos de aquellos tiempos le tenían pánico porque creían que poseía ciertas características humanas.
La palabra mandrágora es de origen griego y quiere decir "dañino para el ganado".
En cuanto a la dosificación, no existen registros de dosificaciones exactas. Únicamente hay menciones en el sentido de que su uso en pequeñas cantidades era seguro, mientras que en dosis mayores provocaba delirios y locura o muerte por intoxicación.
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