(Capparis spinosa)
Se trata de un arbusto semileñoso de morfología muy variable según la variedad y las condiciones de crecimiento, pero que normalmente no suele superar los 50 cm de altura, con ramas inicialmente erguidas pero con tendencia a extenderse posteriormente postradas a ras de suelo en una superficie de varios metros cuadrados. Posee hojas alternas y simples, enteras, pecioladas, gruesas y redondeadas. Las ramas poseen unas afiladas y leñosas espinas, de hasta 1 cm de longitud que hacen muy difícil y laboriosa la labor de recolección de las alcaparras. Sus llamativas flores son de pétalos blancos o rosados y con largos estambres con anteras de color violeta. Son axilares: nacen en las intersecciones de las hojas con el tallo, sostenidas por pedúnculos regulares.
De este arbusto se utiliza la raíz, la corteza, los capullos florales (denominados alcaparras) y los frutos inmaduros (conocidos como alcaparrones).
Aunque no es una planta medicinal en sí misma, tiene algunas propiedades terapéuticas.
Es de distribución circunmediterránea. Solemos verla en taludes y laderas bien soleadas, sobre suelos calizos y margosos con acusada aridez. Muy frecuente en viñedos y sus alrededores.
Datos curiosos:
- Su cultivo la ha extendido por muchas regiones secas y cálidas del mundo, como algunas áreas de Australia y Sudamérica.
- Las alcaparras saladas o encurtidas se usan como aperitivo o aderezo. Siendo un ingrediente corriente en la cocina mediterránea.
- Otro uso culinario destacado de la alcaparra es la universal "salsa tártara", de la que es un componente esencial.
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