(Amanita rubescens)
Es una especie común y muy abundante, de formas tan variadas, que los no iniciados pueden llegar a creer que están en presencia de setas distintas, incluso de especies distintas.
En principio su sombrero es globoso y luego poco a poco se va extendiendo, midiendo de 4 a 20 cm de diámetro, dependiendo de la fertilidad del suelo donde se encuentra. Sus colores resultan igualmente desconcertantes, a menudo es gris rojiza, aunque puede mostrarse de color parduzco o de un gris pálido rosado. Su sombrero conserva las verrugas de un color gris rosado, jamás blancas como es el caso de la (Amanita pantherina), una de sus posibles confusiones.
Las láminas son blancas, anchas y blandas y se manchan pronto de puntos rojos. El pie es sólido, hinchado en la base, un poco acanalado horizontalmente, de color blanco como el anillo que resulta ancho, estriado y pegado sobre el pie. Posee una volva bulbosa.
A pesar de ser una especie comestible muy consumida en determinadas zonas, debemos saber que su carne contiene hemolisinas que destruyen los glóbulos rojos de la sangre. Estas toxinas, se destruyen con el calor, por lo que en todo caso nunca deberán consumirse crudas, y aunque estén debidamente cocinadas, en la mayoría de los casos, resultan difíciles de digerir.
Esta seta aparece en primavera, verano y otoño, indistintamente en bosques de coníferas o caducifolios.
Considerada por muchos micólogos y micófagos como excelente comestible.
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